jueves, 31 de enero de 2013

Carnaval. Máscara, transgresión y gula sin disfraz


La Comparsa de los Jardineros fue recuperada por Eskola en 1999, pero su origen se sitúa en dos actuaciones que se llevaron a cabo en 1883 y 1884. Para recuperar la comparsa, Eskola realizó una investigación sobre su origen y su participación en los carnavales y, finalmente, sus componentes diseñaron una vestimenta acorde con la época (Foto cedida por Comparsa de los Jardineros)




Vienen días de disfraces, de transgresión y de alimentar el ánimo con el regusto que produce el uso de la máscara para esconder lo que somos o para mostrar lo que no nos atrevemos a ser. A cada cual, lo que le pida el cuerpo o le guíe el espíritu. En la actualidad, la celebración del Carnaval aparece ligada al posfranquismo en toda su extensión, con el estallido en los albores de los ochenta de esta fiesta, en mitad del vergel que brotó después de 40 años de sequía dictatorial. Limitando la mirada a lo que sucedía en Euskal Herria, hay que puntualizar; ni Franco acabó totalmente con los carnavales,  ni hay que pensar que previamente no había sufrido sus crisis. El etnógrafo Juan Garmendia Larrañaga (Tolosa, 1926) ha sido testigo de excepción de los carnavales tolosarras desde los tiempos de la República y ha recogido multitud de testimonios por diversos rincones de Euskal Herria a lo largo de 50 años dedicados al trabajo de campo. “Durante la república, el carnaval había entrado en declive en muchos lugares de Euskadi, sobre todo en las poblaciones pequeñas, aunque en Tolosa tenía mucha fuerza. Naturalmente, la prohibición franquista lo debilitó todavía más, aunque no acabó con él”.
Sobre el origen etimológico de Carnaval / Ihauteriak hay diversas teorías. “Februa” es “Iaute”, “Febraure” es “Iautu” (limpiar, barrer) y, en castellano, el latín “Carnes tollere” significa abstinencia de carne durante 40 días o “currus navalis”, nombre que daban los romanos a la procesión que celebraban en la fiesta de Isis. Garmendia discurre por este terreno con pies de plomo. “Yo suelo decir que cuando nos metemos en asuntos etimológicos nos pasa como en casa del jabonero, que el que no cae resbala. Es muy difícil buscar un origen claro. Ahora bien, si hablamos de la propia celebración del Carnaval, viene en razón del cristianismo, tal y como dijo Julio Caro Baroja. Hay elementos como el lobo o las saturnales que nos llevan a época romana, pero sobre esto sólo podemos especular”.
Saltemos de los libros a la calle. Las primeras citas que ha encontrado Garmendia sobre el carnaval se remontan al siglo XVI. “En los archivos hay poco material escrito sobre el tema y el motivo es que siempre ha sido una celebración popular en la que, hasta hace muy pocos años, las instituciones no organizaban nada. Se ponía en marcha al margen de los mandatarios”. Aquí asoma de forma natural el lado irreverente de la fiesta. No sólo eso, Garmendia asegura que esta fiesta se diluye en los grandes espacios y debe de desarrollarse en un contexto más adecuado. “Por ejemplo, en el Baztandarren Biltzarra de Elizondo, las carrozas realizan auténticas representaciones. Son dados a la pantomima y, en ese sentido, el crecimiento de una ciudad no favorece al carnaval callejero. Es una fiesta que cobra todo su valor en espacios urbanos con calles estrechas, de poca luz, con bocacalles”.
Ocho décadas de vida contemplan a este etnógrafo que asegura que, en su esencia, el carnaval no ha cambiado, solo existen más medios para exhibir con más pomposidad, pero los ingredientes principales siguen siendo el ingenio y la ilusión por la fiesta.

Vínculo con la gastronomía
Gastronomía y carnaval están íntimamente ligados. El Carnaval se entrega al solaz del cuerpo, de la carne, en un viaje a través de algunos de los siete pecados capitales, de los cuales la gula es personaje principal en el guión. El lazo directo de esta fiesta con el cristianismo entronca directamente con la idea del binomio marcado por los excesos del periodo carnavalesco y la vigilia y abstinencia propia de la Cuaresma, periodo de 40 días desde el miércoles de ceniza hasta la llegada de la Semana Santa.
Son muchas las viandas ofrecidas en una buena mesa para satisfacer la anteriormente mencionada gula, de las que la carne de cerdo se lleva la palma, amén de las tostadas, las torrijas, los crepes o los buñuelos. “Son fiestas invernales y en esta época del año la matanza del cerdo ha tenido mucha importancia, sobre todo, en lo que se refiere a la economía doméstica rural. En los pueblos pequeños la matanza era un rito, un acto social que cohesionaba a la población”, recuerda Garmendia. En Tolosa y en otros lugares, el Jueves Gordo está reservado al consumo de chorizo y longaniza en los bares y en las casas.
Una de las características principales de la fiesta del carnaval consiste en el gran protagonismo de la postulación en busca de aprovisionamiento por parte de la juventud. “Normalmente se juntaba un grupo de jóvenes, los "txantxos" ("disfrazados") y se dedicaban a recorrer el pueblo de casa en casa para obtener los alimentos que luego comerían o cenarían. En muchos lugares, sobre todo en los núcleos de población más pequeños, la postulación iba unida al baile por parte de los jóvenes. En Abaltzisketa salen ocho dantzaris y todos bailan mientras otro elemento del grupo pide la comida”. En Abaltzisketa o Amezketa siguen saliendo los "txantxos".



GARGANTÚA. Este personaje que lo traga todo resiste, desde su nacimiento, el paso de los años. Gigante de figura grotesca fue creado por el novelista francés François Ravelais en el siglo XVI y tiene como compañero a otro gigante, Pantagruel, del que procede el adjetivo pantagruélico, que se refiere a una comida en cantidad excesiva. Gargantúa es uno de los iconos que mejor simboliza la gula. Sus maneras vulgares y exageradas, sus excesos, lo han convertido en la típica figura esperpéntica que tan acertadamente encaja en el carnaval.
(Ilustración de Honoré Laumier)


ZANPANTZAR. Del francés Saint Pansard (San Panzudo), y que Miguel de Cervantes utilizó para bautizar al personaje de Sancho Panza. Juan Garmendia recoge testimonio de María Resurrección de Azkue, según la cual en Orio se cantaba:
Gaur dala maria kale / bihar dala Zanpantzart / egin dezagunarte / tripan larruak zart
(Que hoy es María Kale / que mañana es Zanpantzar / hasta que la tripa de la piel estalle).
En Carnaval, el Zanpantzar paga su glotonería al ser quemado en domingo de carnaval, como paso previo a la frugalidad de la Cuaresma
(Ilustración extraída del libro “El Carnaval”, de Juan Garmedia Larrañaga,
editado por Eusko Ikaskuntza)


POSTULACIÓN. En busca de alimento para realizar una comida o cena social es de carácter eminentemente rural y, sobre todo en las localidades más pequeñas, viene acompañado del baile. Los txantxos de Amezketa y Abaltzisketa son herederos de aquellas postulaciones en las que se entonaban cantos como el que sigue: 
Andremari otsailko / Otsailko nik otso bizia ilko / Okela bat eta okela bi / Nere burruntzia bete bedi (Extracto del libro El Carnaval, de Juan Garmendia Larrañaga, referido a un canto de postulación celebrado en Mutiloa. Editado por Eusko Ikaskuntza)


EL ENTIERRO DE LA "CERDINA". Es la verdadera denominación de un acto que tiene como origen el rito de enterramiento de un cerdo abierto en canal (cerdina) y que, al igual que la quema de Zanpantzar, simbolizaba el paso a la Cuaresma. La deformación lingüística ha traído a nuestros días el entierro de la “sardina”, un ritual que poco sentido tiene ya que, en la vigilia de Cuaresma, precisamente es el pescado lo que se come en lugar de la carne. Pese a todo, es un acto donde el carácter teatral del carnaval se muestra en todo su esplendor.
(Ilustración de Falgas)

jueves, 17 de enero de 2013

Zorionak, Pepe!




Cuando me propusieron formar parte del recién nacido “Pepe Rei Kultur Elkartea” sentí como si la luz se abriera en el cielo después de mucho tiempo bajo las tinieblas. Diez años para ser precisos, los que han pasado desde que perdí en la profesión a uno de los compañeros de quien más he aprendido, periodista de oficio más que de título o de profesión. A Pepe Rei le noqueó el asfalto -y nadie ni nada más- el 19 de agosto de 2002. El tiempo se detuvo para él en aquella aciaga noche de verano y para sus amigos y compañeros el tiempo se ralentizó bruscamente, se convirtió en una pesada carga en nuestro motor vital hasta que la máquina interior pudo recuperar de nuevo su ritmo de actividad. 
Pepe, has tenido una década de tinieblas que siguió a tres décadas de luz, las que tú nos has proporcionado desde tu modelo profesional, desde tu postura irrenunciable y obstinada contra el poder, contra los poderes. La justicia, la igualdad y la utopía, tan necesaria esta última para dar el siguiente paso, bien lo sabías. Pepe, el santo inocente que empujaba de palanca hasta sudar la gota gorda para cambiar el mundo inmundo contra la inmensa fuerza de la codicia y de la estupidez, con la bendita y necesaria inocencia consciente y activa, la que sonroja al corrupto cuya vergüenza perdió en algún escalón. Y toda tu lucha se ha llevado a cabo con el arma de la palabra, nada más y nada menos. Tu palabra impresa negro sobre blanco, empapada sobre el inmaculado papel virgen y mudo, violando su limpieza para denunciar sin remisión a los corruptos, a los insaciables de poder, a los  domesticados por él y a los que infligen desde su posición de superioridad sufrimiento a sus semejantes. 
Pepe, tu pluma indomable ha trazado páginas memorables en la historia del periodismo de investigación y denuncia social y siempre sin perder la perspectiva de que una sociedad está formada por personas, por individuos, por los “sin voz”, cada voz la propia, aunque acompañada en lo colectivo. Tu pluma, inagotable, ha derramado tinta en forma de oleaje incontenible frente a cualquier dique o empalizada alzada por el poder establecido, sin detenerla ni la amenaza ni la prisión, que has conocido ambas. 
Estas tres décadas de luz y enseñanzas vuelven en forma de legado y de ejemplo a seguir en el nacimiento de la “Asociación Cultural Pepe Rei”. Los que hemos echado mucho de menos tus latigazos periodísticos lo seguiremos haciendo, pero el nuevo proyecto es un pequeño soplo que deja entrever el azul del cielo y arroja luz sobre la senda que has marcado. Paso a paso, casi a tientas, seguiremos esa senda para tratar de continuar dando un poco de la mucha guerra que has dado.
Zorionak, Pepe! Y ánimo, mucho ánimo, que en ocasiones todavía nos regalas con destellos de esa sonrisa picarona.



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